Patrimonio Religioso
Iglesia Nra. Sra. de la Asunción
Se trata de un edificio de dimensiones monumentales fechado en los últimos años del siglo XV y los primeros del XVI. Está declarada Bien de Interés Cultural debido a sus valores artísticos.
Su estilo arquitectónico corresponde al gótico final o isabelino con detalles platerescos y manieristas.
El edificio está compuesto de tres naves articuladas mediante originales columnas en forma de trébol con detalles geométricos en su base y mascarones y follaje en los collares de los capiteles. Las columnas quedan unidas mediante amplios arcos ojivales.
A los pies del templo se dispone el amplio coro, sustentado por la joya de esta iglesia: el juego de viguerías platerescas que sostiene el espacio de canto. Las vigas ocupan el último tramo de las tres naves y aparecen esculpidas mediante la técnica del bajorrelieve, desarrollando una serie de grutescos y medallones con personajes de la época, santos y otros motivos decorativos, todo ello primorosamente labrado.
El presbiterio de la iglesia es muy amplio y pertenece a un arte más sobrio que el resto, presentando pilares puramente renacentistas y arcos de medio punto, salvo en las bóvedas donde se despliega una complicada tracería gótica.
Sobre la nave del evangelio se eleva la torre, de gran altura y compuesta por cuatro cuerpos. El último recoge la sala de campanas con seis troneras, que antaño albergó uno de los juegos campaniles más completos de la comarca.
El acceso al templo se hace por dos portadas de gusto gótico: la del norte está compuesta por varias arquivoltas de medio punto que asientan en columnillas de decoración vegetal. El conjunto está rematado por un arco conopial con decoración de florones y hojas de acanto. Al oeste, frente a un bello parque se alza otra portada, más sencilla, con un arco trilobulado que se asienta en columnillas vegetales, todo ello enmarcado por dos robustos contrafuertes.
El interior de la iglesia se presenta hoy desnudo del arte mueble que antaño ostentó, ya que fue arrasado en la guerra civil. Tan sólo se conserva una pieza barroca del retablo mayor que representa al Padre Eterno, una cruz de plata del siglo XIX y la pila bautismal románica, perteneciente a la primera iglesia del pueblo.
Ermita de la Soledad
A la entrada del pueblo se alza soberbia la ermita de la Soledad, con su planta en forma de hexágono y su airosa fachada su imagen es inolvidable, ya que a la belleza del edificio se suma su emplazamiento limpio y abierto sobre las eras de trilla, con excelentes vistas sobre el barranco del Berral y del Tajuña.
El edificio está fechado en el siglo XVI y parece ser que originalmente estaba dedicada a la Virgen del Rosario. Su fachada recoge una portada abocinada escoltada de pilastras de líneas severas que sostienen un frontón rematado con esculturas de un calvario. En el siglo XVIII, fue remodelada su portada y realzada su espadaña con líneas curvas y bolas sobre las cornisas. Asimismo, se completó el juego de pasos de Semana Santa que quedaron enmarcados en bellos altares de madera y estuco. Se construyó también una bóveda nueva con casetones en los que figuran florones y elementos relativos a la pasión pintados al gusto de la época. De este modo, esta ermita es un pequeño espacio lleno de arte y evocadores detalles.
Ermita de la Inmaculada Concepción
Se trata de una ermita que reutiliza las ruinas de un caserón arzobispal de mediados del siglo XVII. Situado a la vera del arroyo del Berral en una zona fresca y de frondosa vegetación, el conjunto es de una belleza serena impuesta por las líneas austeras del primer barroco. La fachada de la ermita, toda ella construida en perfecto sillar de toba, está compuesta por un frontón bajo el que se sitúa un escudo arzobispal en mármol. La puerta de acceso es adintelada. El interior despliega una sencilla cúpula apoyada sobre pechinas. Los muros mantienen rebajes que evidencian la colocación de cuadros en su origen. Escoltan la ermita los muros, ventanas y puertas del antiguo palacete. A escasos metros se conservan las ruinas de un impresionante molino o lagar construido a la vez que el palacete y cuyo fin es más que probable que fuera servir de fuente de ingresos y actividad al asentamiento arzobispal.
Ermita del Santo Cristo
Situada en uno de los parajes más bellos del pueblo a un kilómetro aproximadamente, posee un arco en la puerta de acceso y una cruz tallada de piedra encima de éste. Es de planta cuadrangular y en su interior, en un bonito arco de canterías, alberga la imagen de Cristo crucificado que le da el nombre.